miércoles, 16 de enero de 2013

Crecemos creyendo que las fantasías existen.
Cuando nos damos cuenta que los cuentos de hadas y brujas son solo eso, cuentos, seguimos creyendo de algún modo u otro que la fantasía existe. Pensamos que nuestros sueños por encima de todo se pueden hacer realidad, que llegaremos hasta el fin del mundo. Y si, bueno, podemos conseguirlo si tenemos unos padres con la cartera bien repleta de billetitos porque si no seguiremos toda nuestra vida encadenados a lo que somos, simplemente personas que viven para trabajar y trabajan para sobrevivir. Eso es lo que somos, simples sujetos, que son golpeados por la vida misma que deben seguir adelante, deben vivir su vida por el camino que les dicta el sistema.

Esta es la magia del mundo real:

Solo necesito un momento de paz, tranquilidad. Todo lo que me rodea se mueve velozmente. Vivimos en un mundo de estrés continuo. No existe la calma, ni la tranquilidad, cuando crees haberla encontrado tienes que ponerte en marcha otra vez y seguir el ritmo que se nos impone. Somos el segundero de cada reloj, que debe moverse siempre, cada segundo de su vida, cada segundo de cada minuto, cada minuto de cada hora, sin poder parar para tomarse un respiro.